martes, 2 de agosto de 2011

Elongar aporta una reducción en el índice de traumatismos, una mayor amplitud de movimiento y una mejor recuperación en la fase de relajación. Su efecto es preventivo, no terapéutico. Desde hace años se conoce la importancia de la actividad física cotidiana para mantener un cuerpo saludable; para prevenir y hasta contrarrestar enfermedades. La llegada del calor suele ser un momento en el que mucha gente comienza, retoma o intensifica su rutina de entrenamiento físico ya sea al aire libre o en un gimnasio. Mucho se ha hablado de los distintos tipos de ejercicio para cada edad e incluso para cada persona de acuerdo a sus necesidades; pero poco se han mencionado los beneficios que trae "elongar".
  • Es estirar el o los músculos en forma activa (uno mismo) y/o en forma pasiva (con ayuda de otra persona o elemento); y hay cuatro tipos básicos: el estático donde la elongación es gradual y progresiva (20-30 segundos con cada grupo muscular); dinámico, con pequeños movimientos de rebote que van aumentando de a poco; pasivo, que quiere decir que se está en reposo y otra persona ayuda a elongar (sosteniendo la pierna, etc.) y activo, donde uno contrae un músculo para que elongue el opuesto (Ej: se contrae la parte de atrás del muslo elevando el talón a la cola para que elongue la parte de adelante del muslo).



es primordial tener en cuenta la técnica de estiramiento o elongación porque evita lesiones durante la actividad. " Además de permitir una mayor amplitud de los movimientos, los límites de lesión por distensión y exceso de uso se incrementan, o sea, aumenta la seguridad en la ejecución de ejercicios físicos o tareas motoras del día a día como jugar con los hijos, colocar la basura afuera, cambiar la goma del auto, etc. Otro beneficio todavía poco esclarecido es la mejoría de la coordinación motora y reflejos en general. Parece que hay una facilitación neuro-muscular contribuyendo para un mayor control y precisión de movimientos. El estiramiento es una técnica que permite mejorar la flexibilidad articular.

¿Por qué no nos podemos hacer cosquillas a nosotros mismos?

Las cosquillas son reacciones nerviosas que tenemos en diversas partes de nuestro cuerpo ante toques de una persona u objeto exterior a este. Se trata por lo tanto de una reacción natural del cuerpo ante un estímulo externo. La sensación experimentada cuando nos hacen cosquillas causa en un primer instante una reacción similar al miedo y es una defensa natural contra bichos como las arañas y chinches. Es una manera de informar al cuerpo que algo camina o se mueve sobre nuestra piel. Las cosquillas pueden ser utilizadas como manera de coqueteo, como fetiche, o como tortura.
Algunas personas huyen cuando otras se acercan a ellos con la clara intención de hacerles cosquillas. Ya saben que no se pueden salvar de la risa. Sin embargo, si coges una pluma para hacerte tú mismo cosquillas en la barriga o en la planta de los pies, ni siquiera pestañeas. 
Las cosquillas pueden causar incontrolables ataques de risa o pasar por delante de nosotros sin dejar ni rastro.¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué se reacciona con un acto reflejo y risa cuando nos hacen cosquillas? La respuesta se remonta a los orígenes del hombre. 
Cuando aún no existía el lenguaje, los congéneres se entendían por medio de gritos o llantos, y también se utilizaba la risa, que significaba la carencia de peligros. Como los roces no siempre se consideran peligrosos, un homo sapiens que fuera rozado por alguien podía avisar a su tribu utilizando la risa: “No me está haciendo nada. Es sólo un juego”
Cuanto más sensible sea la región del cuerpo, más cosquillas tendremos, y también será mayor la amenaza cuando nos quieran tocar allí. Esto lo podemos 

comprobar fácilmente si primero pasamos suavemente un dedo por el reverso de la mano y, a continuación, lo pasamos por la palma. No nos vamos a reír con nuestro propio roce y esto debe resultarnos extraño, pues no se crea ningún peligro cuando uno se toca a sí mismo.
Es el cerebro el que decide la reacción. Por este motivo en cuanto nos vamos
haciendo mayores tenemos menos cosquillas, pues reaccionamos de una forma
más tranquila frente a las personas que tenemos cerca.
El caso de los niños pequeños es bien distinto. Se ríen cuando los risueños padres les hacen cosquillas, pues entienden este proceso como inofensivo. Pero si le hace cosquillas un extraño cuya mirada no le resulte satisfactoria, se vuelve
inseguro y no emite con su risa ningún mensaje de falta de alarma.